miércoles, 17 de octubre de 2007

La Información Pública: derecho sin restricciones

LENA HJELM-WALLEN, EX VICEPREMIER SUECA

"Los gobiernos no deben preguntar por qué les piden información"
El acceso a la información pública es una herramienta cada vez más reconocida como parte de los derechos y libertades ciudadanas y no debe ser condicionado por los intereses de los funcionarios.
Daniel Santoro

¿Cuál fue el factor más importante que permitió que exista en Suecia una cultura tan arraigada de transparencia pública?

—Lo más importante es que la gente sabe que la ley existe. Sabe que tiene el derecho a acceder a información. Y que las autoridades no pueden preguntarles por qué. Es un derecho. Y si es un derecho, las autoridades no pueden preguntar cuál es el motivo de la solicitud de información. Y los funcionarios públicos no sólo deben entregar los documentos, también deben llevar un registro de todos los documentos de tal modo que puedan darlos. No es el ciudadano común el que debe saber dónde está el documento.

¿El pedido de documentos públicos es una costumbre muy ejercitada por los suecos?

—No es que cada sueco va a ver a un funcionario y hace su pedido directamente. Pero todo sueco sabe que si pide algo a su municipalidad, le van a responder. Es algo que está en la conciencia general de la gente. Saben que es su derecho. No sé cuántos expedientes, no los calculamos. Pero es una mecánica ya incorporada.

La cultura de transparencia también se basa en otras leyes. ¿Es obligatorio que los funcionarios, los jueces, los legisladores hagan públicas sus declaraciones de bienes y de impuestos?

—Vale para todos los ciudadanos. Sobre todas las cifras, en lo que se refiere a los ingresos, y cuántos impuestos uno paga. Es lo mismo para todos, vale para los miembros del gabinete, como para los Ceo de las empresas, jueces, para todos. Es un bien público. Cuántos impuestos se pagan y cuánto es el ingreso total anual.

¿Qué pasa con los fondos para financiar las campañas políticas? ¿Tienen que ser aportes registrados con nombre y apellido y al acceso del público?

— No es que la gente que da dinero a los partidos esté registrada oficialmente. Una persona tiene derecho a pertenecer a un partido y dar dinero para ese partido y votar por ese partido. Eso es algo privado y secreto. Pero los partidos propiamente dichos en el Parlamento dan a publicidad sus cifras. Hay un acuerdo voluntario con los partidos en el sentido de que tienen que mostrar sus cifras. No tenemos una ley al respecto. Es un acuerdo voluntario.

En Suecia, pese a todas estas medidas de transparencia, ¿existen leyes o decretos secretos para las fuerzas armadas, la policía o los servicios de espionaje?

—Es muy importante decir que el acceso a la información no implica el acceso a todo porque si hay cosas que deben ser secretas porque, por ejemplo, violan la privacidad de una persona. Y también es legal mantener algo secreto cuando tiene que ver con defensa. Pero el principio general es que todo es abierto aunque algunos casos puede haber restricciones. Estas deben ser muy precisas y según criterios establecidos. Y el gobierno debe justificar por qué no pueden dar a conocer ese documento. Deben decir: "De acuerdo con los criterios especiales de defensa, o privacidad", o lo que sea. O sea que tenemos excepciones muy precisas.

¿Quién decide esas restricciones? ¿El Parlamento? ¿La justicia?

—Es el Parlamento el que decide sobre las restricciones a propuesta del gobierno. Pero es el Parlamento el que tiene la última palabra porque es una ley.

Las copias de los documentos públicos en Suecia, ¿se entregan en forma gratuita a los ciudadanos? ¿En qué plazos tienen que entregarlos?

—Las copias son gratuitas. Creo que si son más de diez páginas se paga una pequeña tarifa. Porque es caro para las autoridades, pero si son pocas páginas, es gratis. Usted tiene que tomar una decisión lo antes posible y eso significa casi inmediatamente. Normalmente, si usted pide ese documento, el que tiene ese documento tiene que ir y sacarlo de inmediato. Sin demora. Naturalmente, el funcionario debe pensar primero: ¿se trata de un documento totalmente abierto? ¿Puede haber alguna duda? Si hay alguna duda, el funcionario debe averiguar y decir "no estoy seguro" y lo remite a la autoridad superior en la jerarquía. Eso lo decide la autoridad del nivel superior. Después hay un sistema de apelaciones, por ejemplo en el ministerio — yo he sido ministro de Relaciones Exteriores— y sé que si un periodista, por ejemplo, pide un documento y el jefe de nuestro archivo dice que no, entonces enseguida puede apelar al ministro de Relaciones Exteriores. Y entonces la ministro —en general es siempre una mujer— debe decidir. Si siguen las dudas, puede ser elevado al gabinete para un dictamen final.

¿Cuánto tiempo duran esas consultas?

—Esto es siempre rápido. Algunos pueden llevar semanas, pero los que tienen que ver con la transparencia, la ley dice que deben ser inmediatos. O sea que el jefe del archivo tiene la posibilidad de acceder directamente al ministro. No puede decir "el ministro ahora está en Arabia Saudita o en Túnez y no puede contestar". En ese caso, otra persona debe actuar en su lugar y tomar la decisión. Y eso puede hacerse en unos pocos días. Si después se apela al gabinete, es una o dos semanas, pero no más que eso porque de lo contrario es un escándalo en los diarios. Los periodistas escriben sobre eso...Lo sé muy bien.

Después de los atentados contra las Torres Gemelas, Bush puso una serie de restricciones a la Freedom of Information Act. ¿Usted cree que después de los atentados hubo un retroceso en el proceso mundial de lucha por la transparencia pública?

— No, no en Suecia. Creo que significó, por ejemplo, que la policía tiene más peso para enfrentar a terroristas potenciales y cosas por el estilo. Pero no en lo que se refiere a la libertad de expresión o a la libertad de acceso a documentos. No se me ocurre ningún cambio. No en la ley, eso lo sé. Porque nada cambió en la ley. Pero tampoco en la mentalidad. No tenemos miedo en ese sentido, todos hablamos de la misma manera en Suecia.

En la Argentina se discute actualmente un proyecto de ley sobre acceso a la información pública al que se le introdujeron una serie de modificaciones. Por ejemplo, se amplió la obligación de dar documentos públicos del Estado a las empresas privadas. ¿Sólo el Estado debe dar documentos públicos o también la ley tiene que alcanzar a las empresas privadas?

—Según la ley sueca, el Estado por supuesto solo puede decidir acerca de la parte oficial de la sociedad, las autoridades, el gobierno propiamente dicho, etc. Y no hay ninguna ley que decida esas cosas para las empresas. Tampoco sé de ningún país que tenga una ley de ese tipo. Al contrario, en Suecia, por ejemplo, uno de los criterios para hacer secreto un documento es el secreto comercial. Es decir, que no se pueden hacer públicas cosas que puedan perjudicar el interés comercial de una empresa. Porque no es bueno que el Estado haga eso. Me sorprende un poco que haya una propuesta así aquí en Argentina.

Otro de los cambios que se introdujeron en el Senado fue eliminar la posibilidad de apelar a la justicia. Si un funcionario dice que no a tal documento público, en el proyecto de ley original se establecía directamente un reclamo judicial.

—Para mí quizá lo más importante es que usted tiene el derecho a acceder a la información y ese derecho no debe ser explicado. Es decir, usted no tiene que decir el por qué. Cuando usted tiene un derecho, lo tiene. Y punto, por así decirlo. No debe permitirse a nadie que le pregunté por qué. Porque usted tiene derecho al documento. Es todo. Y pienso que es un procedimiento internacional común. En muchos países que tienen libertad de información y acceso a los documentos, se va en esa dirección. Es decir, usted tiene el derecho a eso y no tiene que decir por qué. Y después están las apelaciones. Internacionalmente, tenemos una norma común. Sé que Suecia es un caso un poco extremo porque empezamos antes. Pero no es solo Suecia. Por ejemplo en la Unión Europea, hace 10 años, las cosas eran un poco más cerradas. Pero en diez años cambió. O sea que ahora hasta la Unión Europea tiene leyes que dan acceso a la información.

¿Los ciudadanos tienen que llenar un formulario en forma personal o lo pueden pedir por Internet?

—En Suecia es muy fácil pedir algo. Y debe entregarse inmediatamente por e-mail.

Copyright Clarín, 2005.

No hay comentarios: